”algo se adueñó de cada uno de nosotros entonces, algo que nos mantuvo apretados uno contra otro con tal fuerza que creímos que nunca podríamos desasirnos (…).
Trenzados, miembros y corazones y pensamientos. Trenzados fuertemente. (…)
No hablo de amor. Hablo de otros nudos más apretados..."
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